Cuando se trata de devoción, son muchos los santos e imágenes a las que los feligreses elevan sus plegarias en favor de sus momentos más oprimidos y en los que solo la fe, puede obrar un milagro. La imagen de Jesús del Gran Poder concentra en sí misma ese carácter místico religioso que solo es capaz de transmitir valores devocionales y artísticos, tanto en España como alrededor del mundo.
La imagen de Jesús del Gran Poder
Se trata de una talla inigualable y única, de quien se pensaba que era obra de Juan Martínez Montañés, pero que en realidad es producto del trabajo de su aprendiz: Juan de Meza. Dicha pieza fue tallada en madera de cedro y pino de segura.
El tamaño de la pieza la hacen sentir más real, pues ronda los casi 1.80 metros contando con que dichas medidas rompen con el canon establecido para la época no contaba con dichas dimensiones. En Sevilla no hay otra manera de celebrar la Semana Santa que no sea junto a su devoción por su Jesús del Gran Poder.
Encontrarse cerca de dicha imagen, hace sentir a los feligreses en un estado de presencia con el mismo Dios, lo cual se hace comprensible sobretodo en las fechas donde se celebra la pasión y muerte de Cristo.
Una pieza impecable
Esta pieza se encuentra tallada toda en madera que se puede articular para colocarla de acuerdo a la festividad y entre ellas, maniatada. Posee una gran variedad de colores en su rostro que llevan a humanizarla. Representa a un ser lleno de piedad por el prójimo a través de su aspecto doliente que ha ido acentuándose con el tiempo.
Se hace notar, que no solo este Cristo podría haber sido tallado por el mismo artista, sino que existen otras obras como el Cristo de la Conversión y el de la Misericordia del Convento de Santa Isabel. Haciendo referencia al Cristo del Gran Poder, estas suelen ser bastante reales, cercanas y dinámicas para ser veneradas en procesiones, retablos, calles cargadas de genialidad espiritual.
Oración a Jesús del Gran Poder
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tu quieres, puedes fortalecerme en mi fragilidad.
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tú quieres, puedes perdonar mis culpas y pecados.
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tú quieres, puedes conducirme por el camino del bien.
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tú quieres, puedes mante
nerme en tu voluntad.
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tú quieres, puedes hacerme oír tu llamada.
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tú quieres, puedes curar la ceguera de la duda.
Señor, Tú que lo puedes todo, si Tú quieres, puedes mantenerme en tu servicio.
Señor, aquí estoy, mándame.
Señor, aquí estoy, hágase en mí según tu voluntad.
Señor, aquí estoy, no apartes de mí tu mirada.
Señor, aquí estoy, déjame sentir tu mano bondadosa.
Señor, aquí estoy, que nunca me olvide de estar en tu presencia.
Señor, aquí estoy, me basta con saberme a tu lado.
Señor, aquí estoy, déjame sentir tu fuerza.
Señor, gracias por ir delante de mí con tu Cruz.
Señor, gracias por adelantar tu paso.
Señor, gracias por asumir en tu rostro mi necesidad.
Señor, gracias por el apoyo que siento en tus manos.
Señor, gracias porque me dejas volver a ti, sin dominarme.
Señor, gracias por encontrarme en tu rostro con tantos que sufren.
Señor, gracias por esperarme siempre.
Amén.