Los católicos mantienen un tradición bastante arraigada alrededor del mundo, donde la variedad en advocaciones de la Virgen María se hace presente en los rincones más inhóspitos, todo movido por la fe que se le profesa.
El el caso de Nuestra Señora del Pilar, su historia tiene origen en el siglo primero de nuestra era, donde Gregorio Magno hizo referencia a ella en un códice. En el señala que encontrándose aún viva la Virgen María, se le hizo presente al apóstol Santiago en Zaragoza España un día dos de enero, aún cuando la virgen vivía en Jerusalén. Luego de su aparición, en el lugar quedó una columna de Jaspe, de allí el origen de su nombre, del pilar.
A manera de rendir honor a tan venerable aparición, el apóstol Santiago y quienes lo acompañaban en su fe, decidieron erigir una iglesia en honor a la virgen, que con el tiempo y su creciente veneración se ha convertido en la conocida actualmente como la Basílica De Nuestra Señora del Pilar.
La importancia de orar a la Virgen
Si hemos crecido educados en la religión católica, se nos ha enseñado el amor y la fe irrefutable que se debe sentir por Nuestra Virgen María, porque aparte de ser la madre de Jesús, es nuestra protectora incondicional ante las adversidades que se nos presentan en el mundo. Esta es la razón por la que desde nuestros primeros años aprendemos de corazón a orarle sin importar la advocación que se emplee como mediadora entre Dios y nosotros.
Oración a la Santísima Virgen del Pilar
«Amadísima Virgen del Pilar, junto a ti me reconforto y me refugio en tu dulce corazón. Contigo me protejo de todos los peligros que un niño pueda sufrir, de las malas personas y enemigos líbrame virgen bendita.
Apoyado en tu amor y protección, yo tu pequeño hijo, cada día de mi vida me apoyaré en tu amor infinito a través de la devoción que día a día crece en mi pequeño corazón. Querida Virgen Santísima, te pido siempre guíes mi camino y escuches cada una de mis peticiones y mis pequeñas necesidades para poder resolverlas siempre a través de tu bondadosa intervención.
Querido Dios, siendo la virgen Santísima tu amorosa madre, haz que también cuide de mi que aun soy pequeño e indefenso. Que siempre me proteja con su manto en mi escuela, en mi casa y en todos los lugares a donde siempre me dirijo. Bríndale a mi padre y a mi madre la luz divina para que siempre se encuentren a mi lado brindándome amor bajo tu fe divina acompañados de un coro de ángeles celestiales.
Virgen pura del Pilar, por esa iglesia que se construyó en tu nombre. Te pido nunca te apartes de mi ya que siempre serás mi columna de fe. Haz que mi amor por ti nunca se quebrante y permanezca como mi pilar de Zaragoza.
Tu que vives y reinas en la unidad del Espíritu Santo y reinas con Dios por los siglos de los siglos, Amén.
Los niños deben aprender desde muy chicos que al momento de realizar una oración para dar gracias, pedir protección o simplemente como oración diaria, esta debe ser hecha desde lo más profundo desde el corazón, y acompañadas de tres Avemarías y una Salve.»